La amistad: ese lazo que también habita los andenes
- Pueritia Proyecto Transmedia
- 18 feb
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 17 may

Hay vínculos que nacen sin que los busquemos, en lugares tan simples como una calle, una banca o un andén. En Pueritia, creemos que la amistad es uno de esos hilos invisibles que sostienen nuestras historias, que nos acompañan en los silencios, en los juegos, en los días grises y en las despedidas.
En los barrios donde crecimos, la amistad no era una cita pactada. Ocurría. Bastaba con salir a jugar, con sentarse al borde de la acera, con compartir una bolsa de dulces o una conversación al atardecer. Esos encuentros, muchas veces espontáneos, sembraban relaciones profundas que, con el tiempo, se convertían en parte de lo que somos.
Los personajes de Pueritia —Cami, Emanuel y Monserrat— también fueron marcados por esos lazos. Aunque sus caminos tomaron rumbos diferentes, es la memoria de la amistad lo que sigue tocándolos, lo que los invita a volver, aunque sea con miedo o incertidumbre. En sus historias vemos que la amistad no siempre es perfecta, que a veces se quiebra, que duele, que se transforma. Pero también descubrimos que, cuando es verdadera, permanece latente, esperando ser retomada.
Hoy, en un mundo acelerado y muchas veces solitario, mirar hacia atrás y recordar esas amistades de infancia es casi un acto de resistencia. Es volver al origen. Es entender que fuimos, en parte, gracias a quienes caminaron con nosotros.
Pueritia es un homenaje a eso: a los encuentros que marcaron nuestra vida, a los nombres que aún recordamos con ternura, y a los lazos que, aunque se hayan soltado, alguna vez nos sostuvieron.


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