Cumplir sueños también es volver

Desde pequeños, soñamos con ser algo, con llegar a algún lugar, con salir del barrio, de la rutina, de lo que nos limita. Nos dicen que cumplir un sueño es avanzar, despegar, ir lejos. Pero en Pueritia hemos entendido que, a veces, cumplir un sueño también implica volver.

Volver al lugar donde empezó todo. Al andén donde por primera vez dijiste “yo quiero ser…”. Al amigo que te aplaudía tus ideas locas. A la calle que se convirtió en escenario de tus ensayos, tus juegos, tus miedos. Volver no como retroceso, sino como reconocimiento. Porque llegar lejos no siempre es irse: a veces, es regresar con la frente en alto, sabiendo que lograste lo que un día solo era deseo.

Monserrat lo sabe. Cuando recibe esa llamada inesperada, su vida cambia. Tiene la oportunidad de hacer algo que soñaba desde niña. Pero, para lograrlo, tiene que regresar. A su barrio, a sus recuerdos, a las personas que dejó atrás. Es ahí donde entendemos que los sueños no son lineales. Que para avanzar, a veces hay que mirar atrás. Reconectar. Sanar.

Cumplir un sueño no siempre se siente como lo imaginamos. A veces da miedo. A veces duele. Pero siempre nos transforma.

En Pueritia, celebramos los sueños que se cumplen no solo en escenarios grandes o luces brillantes, sino también en calles pequeñas, entre voces conocidas, y en las miradas de quienes nos vieron crecer. Porque al final, el verdadero éxito es ser fiel a lo que un día soñamos siendo niños.